Estoy sentada en el balcón de mi piso y me invade la sensación ya conocida por mí de años de lanzarme por el balcón….. hago el experimento de dejar de atender al pensamiento que trata de evitar esta sensación y a la voz que dice: «te vas a suicidar» y me fijo, atiendo la sensación corporal: tengo una sensación burbujeante en el estómago y si aplico la técnica gestáltica de amplificar la sensación a través de la imaginación lo que le sucede a la sensación de burbujeo ya en todo el cuerpo es una sensación de que mi cuerpo estalla y sale disparado dirección al vacío. Es fácil adivinar que la sensación de salir disparada hacia el vacío casa muy bien con la idea de lanzarme al vacío por el balcón…..
Me ha contado mi madre que yo nací disparada a los 8 meses ya que me estaba ahogando el cordón umbilical. Debió de ser una situación muy angustiosa.
Deduzco que cuando siento presión por una situación de angustia (cosa que ahora me sucede) o ante una situación de cambio vital, de crecimiento, de giro en la dirección de mi vida, la primera reacción que tengo para salir de la angustia, el primer recuerdo corporal que perdura en mí es la sensación fortísima de salir disparada dirección a la vida, saltar disparada por el balcón….esta sensación me conecta con la idea de suicidio. El suicidio en mí no responde a un deseo real de matarme puesto que yo miro a la vida, mi intención es dirigirme a la vida, sino a una conexión de la sensación con la idea creada. Se trata de una memoria corporal que cuando aparece me da pánico y por eso la mente también interviene para protegerme tratando de evitar el pensamiento de suicidio, tratando de frenar el impulso de saltar por el balcón.
Si ahora relaciono el impulso de saltar al vacío con una intención de dirigirme hacia la vida puedo darme cuenta de qué aspectos, qué cosas quieren morir en mí para que yo, para que el alma pueda mirar a la vida con plenitud y dirigirse a lo desconocido con libertad y confianza.