“La creación tiende (ordinariamente) a ser el acto de toda la persona, que está entonces integrada y unificada al máximo, es de una sola pieza, de una sola intención, está totalmente organizada al servicio del fascinante asunto-entre-manos. La creatividad es, por consiguiente, sistémica; es decir, una cualidad total- o gestalt- de toda la persona. No se añade al organismo como una capa de pintura o como una invasión vacteriana. Es lo opuesto a la disociación. La totalidad-del-aquí-y-ahora está menos disociada (dividida) y más unificada” (Abrham H. Maslow, “La personalidad creadora”).
En este sentido, toda persona posee un espíritu creador en potencia y para mí es interesante descubrir y desarrollar esa capacidad en la persona, no tanto para crear un buen producto u obra de arte sino para integrar ese potencial de entre los recursos de que dispone la persona, al menos desde un punto de vista terapéutico.
Despertar la creatividad tiene que ver con crearse uno a sí e ir soltando la rigidez que frena el crecimiento y la actualización de la persona.
También favorece la capacidad de concretarse en el asunto entre manos de que habla A.Maslow; es facilitar la entrega en la actividad de uno (ya sea laboral, relacional…) y vivirla lo más que sea posible.
“Lo que quiero decir es que de este inconsciente, de este ser más profundo, de esta porción de nosotros mismos que generalmente tememos y que, por consiguiente, tratamos de mantener bajo control, de todo esto proviene la capacidad de jugar, disfrutar, fantasear, reír, holgazanear, ser espontáneos y, lo que es más importante para nosotros, la creatividad, que es una especie de juego intelectual, una especie de permiso para ser nosotros mismos, para fantasear, soltarnos y ser chiflados” (….)
“He descrito a la persona sana como aquella que posee un <infantilismo> sano, lo que resulta difícil de explicar porque el término <infantilismo> habitualmente significa lo opuesto a la madurez”.
“Cualquier técnica que acreciente el autoconocimiento en profundidad, debería, en principio, incrementar la propia creatividad, el permitirnos acceder a las fuentes de la fantasía, del juego de ideas, (….)” (Abrham H. Maslow, “La personalidad creadora”).
Es esa posibilidad de juego e improvisación lo que más me gusta en la terapia gestalt.
Cuanto más la practico más creativa me siento en las sesiones y el trabajo de terapeuta es más placentero y nutritivo.
A. Maslow utiliza el concepto de persona autorrealizadora, que es aquella que encuentra su poder creativo y lo integra en su vida, disponiendo de éste para su vida cotidiana. Es este recurso, este poder el que pretendo para mí y para mis pacientes de terapia. Una persona con su potencial creativo despierto es una persona, sin duda, más sana e integrada.